Pese a que la lluvia no cesa y el sol se resiste a salir,
hoy hemos entrenado por el monte en nuestra preparación para el Trail del Alto
Aller el 30 de Junio. A pesar de la pereza inicial al escuchar la lluvia en la
ventana al despertar, mereció la pena el esfuerzo, porque al final no nos
mojamos apenas y porque disfrutamos muchísimo del entreno.
La ruta comenzó en el área recreativa de Buyera
(Villanueva), justo antes de llegar a Proaza. Comenzamos corriendo unos pocos
metros por la Senda del Oso en dirección a Proaza y justo al llegar al antiguo
cercado de las osas giramos a la izquierda para empezar a subir el sendero de
la Foz de Picarós que nos lleva, tras una
subida de aproximadamente 30 minutos, al
pueblo de Serandi.
El arroyo de Serandi, también
llamado río Misa, que tiene su nacimiento en los puertos de Andrúas, excavó
este pequeño desfiladero cuyo topónimo procede de una de las leyendas que
conservan los viejos de Serandi. Según cuentan, pícaros era el adjetivo con el que
los árabes designaban a los lugareños por la destreza mostrada en las
escaramuzas defensivas al paso de la foz, cuando trataban de aproximarse al
pueblo.
Llegamos a Serandi, subimos a
la parte alta y continuamos corriendo por pista de hormigón durante unos metros
hasta alejarnos del pueblo.
Al finalizar la pista el
camino se estrecha y seguimos ascendiendo sin parar de divisar continuamente Proaza, Villamejin y San Martín
y en el camino pasamos por una zona de
praderías cerradas, con cabañas y cuadras desperdigadas, conocidas como la Guairiza de Serandi.
Tras casi dos horas de
recorrido por un entorno maravilloso llegamos a una portilla de hierro y tras
atravesarla y caminar unos metros llegamos al punto mas alto de nuestro
recorrido, el pico Serandi, también conocido como pico Portiello (945m) desde
donde podemos contemplar unas magníficas vistas de toda la zona central de Asturias.
La vista al Sur permite
divisar la peña Tene, la Forcá y la Verde. Al Este la sierra del Aramo, con las
praderías de Bousaña, puertos de Andruas, y el pando La Mortera con las cumbres
del cordal de la Mesa. Al Oeste la capital del concejo de Proaza y detrás de
ella la zona de los puertos del Maravio con cumbres como el Caldoveiro y el
l´Obiu. Al Norte los pueblos de la Rebollá, Pedroveya, Dosango y al fondo
Oviedo, toda la sierra del Naranco y al fondo el mar Cantábrico, teniendo
enfrente los altos de Cotariellos y Entrecuetos, separados por el Boquerón que
da acceso a las vegas de Bousaña.
Tras un merecido descanso en
el que reponemos fuerzas divisando un paisaje precioso emprendemos el camino de
vuelta por el mismo camino que la subida.
Todo el camino desde la Foz
de Picarós hasta el Portiello está marcado porque forma parte de la PR AS 235 y
en algunas zonas en las que las marcas de pintura están alejadas podemos
guiarnos por los hitos. En el Área Recreativa de Buyera está abierto un negocio
de alquiler de bicicletas y aunque la piscina está cerrada podemos ducharnos
pagando 2€.
Pese a que el tiempo no
acompaña mucho hemos disfrutado del entreno, del paisaje, del aire puro y de la
montaña.
Y para acabar esta crónica quiero hablaros de un montañero al que muchos conoceréis y otros muchos nunca habréis oído hablar de él. Se llama Jorge Egocheaga, y pese a que acaba de coronar su decimotercer ochomil, el Lhotse (8516m), pasa totalmente desapercibido, que es lo que a él le gusta.
Quizás no hubiésemos sabido que estaba intentando realizar esa proeza de no ser por su coicidencia en el Lhotse con otras expediciones y ,sobre todo, por su papel en el rescate del montañero Juanjo Garra que finalmente falleció en el Dhaulagiri. En esta expedición Jorge perdió a dos amigos y pese a ello cuando le preguntan por los motivos que le hacen volver a las montañas dice lo siguiente:
“ Escalamos porque es nuestra pasión y las pasiones están ahí para vivirlas. Cuando uno muere haciendo lo que le gusta y apasiona, no es que esté bien, pero al final todos nos vamos a morir. Prefiero morirme haciendo lo que me apasiona que en una cama , muerto de asco, haciendo lo que no me gusta. Prefiero vivir menos tiempo pero más intensamente. Es algo pasional. Las montañas nos atraen, no sabemos muy bien por qué”
Foto de La Nueva España